domingo, 17 de septiembre de 2017

REMEMBRANZAS


Recuerdo que siendo yo muy joven todavía, diría que andando yo por los 5 o 6 años como mucho, mi mami se sentaba horas en su máquina de coser (luego del trabajo del día) a crear pequeños trajecitos para que sus dos princesitas, fueran las más bellas de todas las niñas el siguiente domingo en misa. Siempre eran iguales aquellos dos pequeños vestidos. Repaso ese tiempo y me veo sentada a sus pies haciendo preguntas (hasta cansarla), recogiendo tesoros que caían de arriba; es decir retazos que yo luego convertiría a mi vez, en hermosas prendas para mis muñecas, obviamente copiando el estilo único de mi madre.
Desde ese tiempo a esta parte ha pasado ya mucho tiempo, mas aún hoy, continúo utilizando lo que aprendí. Mi mamá fue la mujer más polifacética, intuitiva, y creativa que he conocido. Escribía unos poemas extraordinarios que nadie nunca vio (a excepción de mi apreciado amigo el doctor en literatura Carlos Manuel Rivera) porque a ella le daba vergüenza enseñarlos. Dibujaba; recuerdo vívidamente sus hermosos dibujos a carboncillo o tinta… se podían apreciar los colores de las cosas en medio de las tonalidades de claroscuro y grises que producen estos medios pictóricos. Una caja de cartón y papeles brillantes jamás eran lo que representaban para cualquier otra mirada que los viera; para mi madre estos eran una hermosa casa de ventanales esplendorosos y transparentes, creada con el fin de adornar la mesa por motivos del cumpleaños de la razón de su vida; es decir nosotras. No sé cómo ni de adonde ella conseguía multiplicar el día con sus noches para tanto… qué pena que no me di cuenta antes de sus esfuerzos para agradecérselo; no importa hoy la honro, antes no tenía la capacidad ni la consciencia. Aprecio mucho su esfuerzo y su legado. Me honra ser su hija y me honra saber que le hago un homenaje a sus enseñanzas y amor, cada vez que me permito crear y fluir en las hermosas alas de las musas. Agradezco profundamente que otras vidas se nutran de tales enseñanzas cuando auspician Taller Amor. El arte que doy por medio de mis creaciones desde el 1978, nace del tesoro que mi madre sembró en mi corazón. Soy afortunada al haber nacido su hija y estoy feliz de ser quien soy gracias a ella.

En 1978 yo tenía toda una vida por delante, mucha energía y deseos de crear, complementando esto con la suficiente rebeldía como para “llevarle la contraria” a mis mayores y hacer “lo que me diera la gana” siempre que quise. Ese era mi año de graduación y todos sabemos que el último año de escuela superior es la puerta triunfal hacia el futuro que “te espera”; además es el umbral en donde los sueños más inmensos se aglomeran, con el fin de ser capturados por algún aguerrido que pretenda ser grande. Yo creí en mí, creí que podría atrapar esos sueños, creí que merecía la grandeza y gracias a ello nació Taller Amor; en un principio sin nombre, pero por convicción lleno de amor. Supongo que muchos son como yo, buscan la grandeza que los sueños realizados ofrecen; sin embargo, la grandeza tiene un precio muy alto que debe ser pagado y no todos están dispuestos a perseverar hasta pagar el precio….

He estado dispuesta y he hecho todo lo mejor posible en el camino andado. Muchas veces me he equivocado al tomar decisiones o rutas que no fueron las más adecuadas para mí en su momento. Otras veces he dado oído a palabras de gente que me ama, pero que habló y aconsejó desde sus propias experiencias y no desde mi mejor bien; por eso su consejo no me fue útil. Admito que era mi responsabilidad el preferir tomar o no su ruta; elijo perdonarme por mis decisiones erradas y opto por amarme tal como soy. Me acepto. Soy un maravilloso ser humano lleno de la inmensidad del todo, exactamente igual a todos, pero particularmente especial como sólo yo puedo ser… igual que todos. Mis experiencias me han traído hasta este instante y es perfecto lo vivido cuando miro en retrospectiva, porque ello me ha hecho ser quien soy. Agradezco a la Vida las vivencias otorgadas, éstas me hacen mejor y más fuerte cada vez. Sobreviví a mí misma y a mis propias decisiones. Soy genial, lo admito con humildad mientras sonrío monalísicamente al recordar a la vieja diciéndome: “alábate pollo que mañana te guisan”.

A decir verdad, no sé por qué mi mami y su ejemplo están hoy tan vívidos en mi memoria, pero no importa, lo realmente significativo de este momento es reconocer que todo ha obrado para bien. Me siento agradecida por todas mis vivencias. Me siento feliz de Ser. ¡He dicho! Como decía mi tío Héctor…. 

©2017Madeleine E Belliard

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